jueves, 12 de abril de 2012

Barrio Sesamo para mayores

Dallas miró a Dave.
-Soy un hombre, tío. No sigas confundiéndome con esa tal Dallas.
-¡Oh, vamos! ¿Me quieres volver loco? Los dos sabemos quién eres.
-Parece que tú no, Dave.
-Tienes su misma forma de mirar, sus mismas manos, y, te lo juro, eres muy femenina.
Dave se acercó un poco más a Dallas.
-No me toques, maricón.
-¿No quieres? No afectaría a tu hombría... si eres un hombre.
-No soy mari...
-No. Las mujeres que aman a hombres, son hetero. Barrio Sesamo para mayores.
-Lo siento, nunca me atrajo Epi.
Dallas esquivó como pudo a Dave. Se alejó intentando simular un paso seguro y fuerte y masculino.
Su pelo corto bailó ligeramente al viento. Pero su cintura, sus caderas, sus piernas, su forma de moverse...
Dave sabía que las mujeres nunca perderían su feminidad, por muy hombres que se volvieran.
Cogió a Dallas de los hombros y la estampó contra la pared.
Ella gritó, histérica, aunque enseguida corrigió su grito no muy masculino por un quejido grave.
-Suéltame.
-No. Sumisión, pequeña. Ahora me puedo cargar tu rodilla como quien no quiere la cosa. Tú no quieres una inspección médica, ¿verdad?
La verdadera voz de Dallas, dulce y tranquila, aunque llena de rabia, broto de sus labios.
-Suéltame.
-Vamos avanzando.
-Necesito hacerlo, Dave. Por favor.Ya se las reglas, soy mejor que muchos. Déjame cumplir mis promesas.
-Jamás te dije que no fuera a hacerlo. Pero tú ya deberías saberlo.
-Yo...
-Ya, bueno, no soy tan cabrón.
Dave dejó de presionar y se fue, dejando sola a Dallas, vestida de Patrick.

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